Nubes desde entonces conocidas,
ocultan seguramente lo conocido,
y lo desconocido e inconfesado,
uno de ellos permanece sin nombre.

Oscura, innombrada incertidumbre,
oculta profundamente ante nuestra mirada,
la visión revelada por el proceso,
requiere la destreza del sabio.

Pequeños pasos, muchos y muchos,
adelante a través de la luz y la oscuridad,
solo así puede el destino desconocido,
ser aprehendido por primera vez en nombre.

Cuatro elementos, cuatro herramientas,
cada uno con su fuerza cósmica,
creando y destruyendo al mismo tiempo,
el bastón de la vida llena de sabiduría.

El cáliz, para contener algo,
moldeado para preservar y proteger,
tómalo, llénalo, déjalo fluir,
su magia actúa y cuida.

La espada, arma del espíritu,
afilada, precisa como razón,
corta sin dejar rastro, en silencio,
en la mano del maestro de la acción.

La moneda lleva el elemento Tierra,
firme y denso, brillando a la luz,
los cuatro en ella se unen en cinco rayos,
el espíritu alcanza una visión mágica.

La mano extendida desde lejana esfera,
cáliz, bastón, moneda y espada te da,
un regalo que te ilumina entera,
a través de fuego, agua, aire y tierra.

En lo oculto, la luz mágica resplandece,
las herramientas la han encendido,
la moneda brilla dorada en su fulgor,
un as que todo mago ha reconocido.

Elementos cósmicos y primordiales,
bloques de toda materia, de toda fuerza,
pero solo la acción consciente de la mano,
ilumina en el cosmos el poder.

Simbólico para el camino como destino,
no solo el conocimiento es la llave,
las herramientas con estilo mágico,
conectadas, otorgan un sentido más elevado.

Cuatro herramientas, confía en ellas,
tu intuición y tu pensamiento,
tu sentir y tu percepción,
ninguna máquina puede fundamentar esto.

La imponente imagen mecánica,
nos promete alcanzar lo más elevado,
pero el conocimiento es más que solo ver,
necesita experimentar el proceso.

Imágenes, por más engañosas que sean,
oscurecen la vista de la experiencia,
las manos del mago de todos los sentidos,
capturan la magia, pero no las imágenes.

Ninguna máquina, ninguna imagen,
es como la magia, arte viviente,
que solo pertenece a la experiencia,
realizada por cuatro herramientas.

La imagen puede ser fiel,
reemplaza el encanto con pura apariencia.
Solo la mano del poder consciente,
eleva verdaderas imágenes con fuerza propia.